Al contemplar esos trazos al aire
que dibuja tu mirada nocturna,
siento que eres incienso de la urna
que embriaga mis sentidos con desaire
No se cansan mis ojos de observarte,
mi piel hasta sentirte me castiga
y mis labios no conocen más fatiga
que la de hacer junto a los tuyos arte.
Déjame ser el aire que acaricie
tu mejilla por el sueño apagada;
déjame ser la vigilia que inicie
poesía sin rubor enarbolada,
un pálido boceto que esquicie
belleza a tu belleza dedicada.
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