Sólo unas breves líneas para reflexionar sobre el lamentable comentario de Germán Vega García-Luengos, a la sazón catedrático de la universidad de Valladolid. El incidente ha tenido lugar a propósito de la presentación de un portal de la Biblioteca Nacional, que recoge la reproducción digital de más de cien manuscritos autógrafos de los autores más importantes del Siglo de Oro, como Lope de Vega o Tirso de Molina.
Ha recalcado hoy Germán Vega, que ha presentado este trabajo a los medios de comunicación, el poderío de estos siglos cruciales en el Teatro Clásico español. Para ello recuerda las cifras de comedias escritas en verso en aquella época, con Lope a la cabeza con más de trescientas obras atribuidas a él, frente a las (míseras, se entiende) treinta y siete de Shakespeare.
Sin lugar a dudas, la ocasión era espléndida para hacer elogio del excelente trabajo de digitalización, que permitirá la consulta de unos valiosísimos documentos a cualquier investigador o curioso de la época y que, hasta hace bien poco, sólo estaban al alcance de unos pocos afortunados. También podía haberse destacado el gran esfuerzo del equipo que ha estado empleando su tiempo en ese inmenso archivo que es la Biblioteca Nacional pero, en vez de ello, el señor Vega se ha lanzado alegremente al ruedo del chovinismo barato para comparar nada menos que al autor más influyente e importante de la Historia de la Literatura con un escritor de comedias que, aunque digno en un porcentaje pequeño de su producción, no resiste una comparación seria y razonada con el genio inglés.
¿Cómo es posible que un catedrático de Literatura se preste a semejante despropósito? ¿En qué cabeza cabe menospreciar al autor más leído, interpretado, estudiado y de mayor influencia en la cultura contemporánea, alguien capaz de escribir obras del calibre de Hamlet, Othelo, Macbeth, Julio César o El mercader de Venecia, por el mero hecho de haber compuesto “sólo” treinta y siete obras de arte? ¿Es que hemos perdido el juicio? ¿Tan bajo ha caído la academia española que se permite el lujo de sacar pecho con Lope de Vega por el número de sus obras, como si la calidad literaria pudiera medirse al peso? (Porque ojo, que ya se ha apresurado el señor Vega en su flamante parlamento de decir “y eso sin entrar en la calidad de dichas obras”; menos mal).
Insisto, me parece una memez mayúscula. Celebremos la buena cosecha del Siglo de Oro español, no faltaba más, y seamos conscientes de la importancia de este trabajo de digitalización de manuscritos, pero por lo que más quieran, déjenme tranquilo a William Shakespeare. Porque mientras los autores españoles escribían un sinfín de comedias con una plantilla tan comercial como repetitiva, él se dedicaba a revolucionar la Historia de la Literatura desde la más absoluta genialidad y talento. Y eso se merece, cuando menos, un respeto.
1 comentario:
Y es que hay gente pa «to».
Paco Page
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