jueves, 17 de septiembre de 2009

La serie del mes (1): Breaking Bad.

Walter White es un simple profesor de química de un instituto de secundaria perdido en Albuquerque, Nuevo México. Su amargura no procede sólo de un empleo insatisfactorio para una persona destinada a empresas mayores, dada su impresionante capacidad intelectual, sino que a ello se le suma un hijo adolescente con parálisis cerebral y una mujer embarazada que, al igual que él, no desea añadir otro problema más a su larga lista.

Sin embargo, Breaking bad arranca realmente cuando el médico de Walter le diagnostica un cáncer de pulmón que lo llevará a la tumba en cuestión de semanas. Ante semejante perspectiva y la falta de liquidez económica que su muerte traerá a su familia, el tranquilo profesor decide dar un giro de 180º a su vida, y con ayuda de un antiguo estudiante, Jesse Pinkman, iniciará un negocio de fabricación y venta de metanfetaminas tan lucrativo como peligroso.

Con tan prometedor arranque nació en 2008 una de las series más incorrectas, irreverentes, éticamente cuestionables y controvertidas de la historia reciente de la televisión. Sin embargo, Breaking bad va mucho más allá de la polémica suscitada por su argumento para trasladar al espectador a una realidad asfixiante y opresiva, donde los estrechos corsés sociales saltan por los aires ante la certeza de la muerte. Es una serie inteligente, hábil en su desarrollo narrativo, ingeniosa en sus numerosos puntos de giro (y hay unos cuantos, no se crean), y con un sentido del humor tan corrosivo como sus diálogos, creíbles hasta decir basta.

En el equipo artístico destaca de forma espectacular el actor que da vida al profesor White, Bryan Cranston, un auténtico torrente interpretativo que ofrece una lección magistral en cada episodio, y que demuestra lo muy desaprovechado que estaba penando por series de dudosa calidad (era el padre neurótico de Malcolm en la serie homónima). Junto a él sobresale el genial Aaron Paul como el joven Pinkman o Dean Norris como el agente de la DEA Hank Schrader.

Pero si por algo me ha llamado la atención Breaking Bad es porque, a diferencia de otras series pensadas para una temporada que luego se estiraron hasta el infinito y más allá, como Prison Break, en este caso encontramos un crescendo en continuo que hace de las temporadas estrenadas hasta la fecha una progresión tan coherente como adictiva. Si no fuera porque al cabo de un tiempo determinadas situaciones pueden sonar a ya vistas (el camión-fábrica atascado en el desierto, los encuentros y desencuentros entre el profesor y su joven aliado, las sospechas de una mujer lista como ella sola, etc…) estaríamos ante una obra maestra de la televisión reciente.

No llega a tanto, quizá por las limitaciones de un formato muy concreto (que, esperemos, se vea ampliado en la ya anunciada tercera temporada), a pesar de lo cual estamos ante una joya del género, una serie adulta y muy responsable de la gravedad de los hechos narrados que se sitúa varios puntos por encima de la media contemporánea, demasiado lastrada por prisiones infalibles, islas misteriosas y superhéroes de tres al cuarto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno bueno, no tiene mala pinta, habra que verla...

por cierto te podrias inventar una intro asi mas o menos xula de RESET ^^, te dejo ahi la idea..
pedes sacar mas ideas de este documental (pon en el youtube Zeitgeist y exate un vistazo al del futuro y economia.

saludos