martes, 10 de febrero de 2009

Noche y esperanza


Se me está haciendo noche

en la mitad de la tarde.

No quiero volverme sombra,

quiero ser luz y quedarme.

Daniel Reguera.



Termino de leer Ojalá octubre, de Juan Cruz, con el corazón encogido. Hacía tiempo que una novela no me llegaba de esta forma, como hacen esos libros que parecen estar hablándole más a tus emociones que a tus ojos.

En uno de los muchos momentos especiales de esta novela, el narrador rememora un hecho en apariencia intrascendente, una cena en familia, para después reflexionar sobre cómo en la juventud uno cree pertenecer a un universo ajeno al peligro simplemente contando “la gente que hay en la casa”, porque entonces, dice el narrador, “sientes que están alrededor y tú estás seguro, y ésa es la gran felicidad de la infancia, la seguridad de la compañía, y después viene el torbellino de la muerte, la soledad, la amargura, y la vida se muestra como una montaña sucesiva, ahora lo veo más claro, el cansancio de los años, la evidencia de las arrugas, el tiempo, la muerte del pasado…”

En una ocasión, sobrevino un apagón en mi casa. Recuerdo que todos y cada uno estábamos conectados a un aparato diferente (televisión, ordenador, consola), y al ser ya las siete de la tarde de un frío invierno, no nos quedó más remedio que combatir esa oscuridad con la compañía de una triste vela, a la espera de que pasase aquel contratiempo.

Con el transcurso de los minutos, la charla de circunstancias terminó en una conversación tranquila, familiar y extraña al mismo tiempo, pues no había comida o cena de por medio, y luego llegaron las anécdotas de mis padres y las bromas de mis hermanos, y cuando quisimos darnos cuenta la luz había llegado pero nos daba igual, porque estábamos ahí todos, a la luz de aquella vela que ya no era triste, y felices porque nos sentíamos seguros y a salvo de cualquier peligro.

Recuerdo ahora esos versos de Daniel Reguera, que hago míos como Juan Cruz en su magnífica novela, porque tampoco yo quiero volverme sombra: quiero ser luz y quedarme.

No hay comentarios: