De los géneros cinematográficos, uno de los más denostados ha sido siempre el de los súper héroes. Herederos directos de los cómics en que estaban basados, estos filmes eran casi siempre una torpe sucesión de secuencias para mayor gloria de un tipo embutido en mallas (de más que dudoso gusto, por cierto), que generalmente peleaba contra un villano deforme, empeñado en torturar a la chica de turno y, ya de paso, dominar el mundo de alguna forma tan pedestre como recurrente. “Joyas” tan olvidables como Superman (I-V), Batman (especialmente Forever & Robin), Hulk o las más recientes trilogías de Spiderman y X-Men han arrasado en taquilla, pero a costa de saturar al espectador con un pastiche digital hortera y repetitivo debido a su más que predecible estructura (y no digamos desenlace.)
Cuando parecía que esta situación era ya insostenible, llegó un tal Christopher Nolan y se atrevió ni más ni menos que a reinventar la franquicia de Batman. Su Batman begins (2005) era una película poderosa, vibrante y enérgica que destrozaba muchos de los clichés del género de la viñeta animada. Tenía un reparto lujoso, dos compositores de altura y unos efectos sobresalientes, pero sobre todo, establecía una narración distinta, más adulta y profunda. Lástima que su tramo final no estuviese al mismo nivel y que se ajustara a la predecible estructura mencionada antes, porque de lo contrario estaríamos ante una verdadera revolución del género.
Esta revolución ha llegado, a mi juicio, con la secuela estrenada el pasado año, El caballero oscuro (2008), que amplía las virtudes de la anterior de un modo inimaginable. La incorporación de un tono más sombrío a la trama se debe, en buena medida, a la soberbia interpretación de Heath Ledger como el célebre Joker, pero no sólo. Por primera vez, el héroe no acapara toda la atención, sino que reparte protagonismo con el comisario Gordon (excelente Oldman, como siempre), y el fiscal del distrito Harvey Dent, papel bien interpretado por Aaron Eckhart. Estos tres personajes son, muy por encima de Batman, los protagonistas de una función sobre la corrupción de los ideales y la imposibilidad de la justicia, que no da un solo respiro en sus casi dos horas y media de duración.
Christian Bale es un perfecto Bruce Wayne, y su recreación salvaje de Batman es un fiel homenaje a quien mejor ha sabido comprender al personaje, el dibujante Frank Miller. Pero sin duda, el mayor mérito actoral corresponde a Heath Ledger. Cada escena de su Joker ha debido hacer palidecer al pobre Jack Nicholson, por cuya culpa la primera y sobrevalorada Batman (Tim Burton, 1989) alcanzó límites de mediocridad sólo superados por Joel Schumacher en sus delirantes secuelas. Bajo su capa de maquillaje, Ledger es más que terrorífico e inquietante, se vuelve un auténtico psicópata capaz de cualquier barbaridad con tal de demostrar sus teorías anarquistas acerca del caos. Una actuación espléndida, en suma, que hace aún más dolorosa la pérdida de un actor que apenas había comenzado a desplegar sus numerosos talentos.
Pero al margen del inmenso Ledger, lo más destacable de esta cinta es que ha sobrepasado los límites de su propio género, haciéndola incomparable a las películas citadas anteriormente. Cada elemento de El caballero oscuro funciona como una pieza de relojería pertinente y acertada, como la elección de rodar en escenarios abiertos de Chicago, la ausencia general de efectos digitales, el casting (con excepción, quizá, de Maggie Gyllenhaall), el ritmo frenético de Nolan y la no menos intensa partitura de James Newton Howard y Hans Zimmer.
El caballero oscuro es, en resumen, una excelente película, cine con mayúsculas capaz de competir con el mejor drama criminal o de acción porque, al fin, lo de menos aquí son las mallas y los villanos deformes.
1 comentario:
Ufff, a mi esta película no me gustó nada. La pelicula se resumía un poco a lalalala, aparece Joker, lalalalala, aparece Joker, lalalala. El resto de actores pues hacen su papel, pero es que el guión me parece horrible. Es la típica película en la que, en mi opinión, el mensaje sólo es una voz en off(o sucedáneos) al final de la pelicula.
Hay que aclarar que el comic en sí me parece fantástico, por lo que quizás mi odio a la película es normal (en mi).
Eso sí, este Joker supera todo lo que hubiese podido esperar, y la pelicula a nivel técnico me gusta, sobre todo en la iluminación, que tiene un no se qué genial.
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