lunes, 19 de enero de 2009

Al calor de los recuerdos.


Hace poco mantuve una conversación con uno de los amigos que conservo de mi estancia en Estados Unidos, un californiano que tirita sólo con pensar en los casi cuarenta grados bajo cero que, según él, asolan ahora mismo la ciudad de Chicago.

No es de ese frío, sin embargo, del que quería hablarles hoy. Mi amigo me comentaba, entre otras cosas, que extraña cada día más la compañía de su grupo de amigos de toda la vida, aquel con el que compartió cada nuevo descubrimiento hasta que un buen día recibió una carta de aceptación de su universidad. Dijo que ese calor, más incluso que el real, es el que le vendría bien para acometer sus empresas actuales, y por desgracia se tiene que conformar con recordarlo en la distancia.

Precisamente, hace un par de semanas compartí una velada espléndida con el grupo de amigos tricantinos, con algunos de los cuales compartí aula desde que teníamos ocho años. Aquella noche jugamos a los Hombres lobo, una variante moderna del clásico ruso Mafia, que por si alguien no lo conoce se trata de un juego de roles, crímenes figurados e imposturas tan adictivo como apasionante.

Y fue ahí, jugando a descifrar los rostros de mis amigos, con José haciendo de narrador, Edu calentando los cascos del personal y Héctor mirando de soslayo a todo el mundo (podría citar a todos, espero me perdonen las ausencias), cuando valoré lo mucho que había echado de menos momentos como ése durante la etapa americana. A fin de cuentas no es igual, no puede serlo, una amistad labrada con tantos años a la que se establece en un momento breve, tan fugaz como imperceptible. Aquélla, además, tiene la ventaja sobre ésta de que, como decía mi amigo, calienta en los momentos de necesidad, así que sólo me cabe esperar que sigan produciéndose veladas como la de los hombres lobo, tanto a éste como al otro lado del Atlántico.


P.D: (Dicho todo esto, debo reconocer que una de las mayores alegrías de este año para mí es salir a la calle y no tener que ir embutido en una bolsa térmica, se pongan como se pongan los apocalípticos del cruel invierno que asola España.)

No hay comentarios: