sábado, 30 de noviembre de 2013

Una aventura fantástica en el olvido


Hace unas semanas el New Zealand Herald publicó una entrevista a Peter Jackson a propósito del estreno de la segunda parte de El Hobbit en la que, al margen de soltar algunas perlas tales como que el dragón Smaug no es el tiburón de la película del mismo título, sino un "psicópata" (sic), el autor se confesaba agotado de tanta fantasía épica, tanto elfo y tanta historia tolkiense. Me parece normal, teniendo en cuenta la cantidad de años enteros de su vida que ha dedicado a dar forma a sendos proyectos (El Señor de los Anillos (1997-2004) y El Hobbit (2009-2014, como poco), pero supongo que también influirá el hecho de que a pesar de que la primera parte de la trilogía de Bilbo ha recaudado casi lo mismo que la celebérrima El Retorno del Rey, más de mil millones de dólares, las críticas no han sido, ni de lejos, tan benévolas, y eso también debe agotar lo suyo. Un viaje inesperado se ha llevado palos, y de los buenos, por muchas de las decisiones de Jackson tanto en el apartado formal de la cinta como en el de un guión demasiado prolijo y, al mismo tiempo, con demasiadas licencias respecto del libro.

En un acto de sinceridad que raya en la arrogancia, Jackson asegura que no solo no le preocupan demasiado estas críticas (algo normal, teniendo en cuenta la taquilla multimillonaria), sino que en realidad él solo hace películas para la gente a la que le van a gustar sus películas (¿?), por lo que tampoco le preocupan las críticas que estén por venir, y que además ha dado trabajo a media Nueva Zelanda, así que menos quejarse. Toma ya. Dice, además, que como los guiones de las tres películas ya estaban escritos desde hace tres años, ninguna crítica va a modificar nada a estas alturas de la historia, algo con lo que no puedo estar de acuerdo, ya que la decisión de convertir la dilogía inicial en trilogía se produjo hace un año y medio: era imposible que el guión de la tercera película, o lo que sea que nos vayan a contar en las Navidades de 2014, estuviera ya escrito.

En el carrusel de declaraciones sonadas de la entrevista, Jackson acumula incoherencias a granel: dice que le encantan las segundas partes, ya entrando en materia de La desolación de Smaug, que se estrena a nivel mundial el próximo 13 de diciembre, porque como no necesitan introducción puedes pasar directamente a la acción y eso hace que sea mejor película que la anterior. Menuda chorrada. Las Dos Torres tenía la misma hipótesis de partida y no conozco a nadie que en su sano juicio pueda decir que era mejor que La Comunidad del Anillo, y ahí lo de menos era la introducción, sino el plomizo desarrollo y la eliminación de secuencias como las de Ella-Laraña, que se dejaron para la tercera entrega porque sí. Si Un viaje inesperado resulta finalmente peor que su secuela, cosa que tampoco es muy difícil, espero que sea por motivos más fundamentados que por semejante tontería. 

El bueno de Jackson tiene tiempo de sobra para despotricar contra el malvado Hollywood y las grandes superproducciones (habla el autor de King Kong, ojo) y afirma que en cuanto acabe con Bilbo y compañía (en todos los sentidos) se lanzará a hacer películas de autor, que es donde siempre se han sentido cómodos tanto él como su esposa y co-guionista y co-todo, Fran Walsh. Hasta ahí, ya digo, (casi) todo fenomenal.

Lo que no se ve por ningún lado en la entrevista, y ahí creo que es donde le duele realmente a este señor, es que esta segunda trilogía no está funcionando igual de bien que la anterior con la magnífica excepción de la taquilla, que parece que se ha convertido en la excusa que lo justifica todo (y ni siquiera: la película quedó fuera del top 3 de 2012, por detrás de Los vengadores, Skyfall y The Dark Knight Rises. En su momento, La Comunidad del Anillo fue la segunda película más vista de 2001, mientras que Las Dos Torres y El Retorno del Rey fueron número 1 en 2002 y 2003, respectivamente). Si para la primera película hubo una expectación enorme, gigantesca, no se puede decir lo mismo de una segunda parte que ni ha sido publicitada en grandes ferias, tipo Comic Con, ni ha tenido aquellos vídeos promocionales que la productora iba deslizando cada mes o dos meses, con que tener a los fans contentos hasta el estreno. Los dos tráilers estrenados hasta ahora de la segunda parte no han tenido, ni de lejos, la misma repercusión que los de la precuela, y mucho me temo que ya casi nadie espera encontrarse nada del otro mundo. Es como si aquella aventura fantástica que hace tiempo nos entusiasmaba hubiera caído en el olvido.

Buena parte de la culpa de todo esto la tiene Un viaje inesperado. No me parece casual que sea la peor valorada de todas las películas basadas en el universo Tolkien, ni que fuera ampliamente ignorada en los Oscar, donde solo recibió tres nominaciones técnicas sin un solo premio, o que su edición especial con más metraje esté siendo bastante ignorada en ventas, ya que el consenso general parece ir en una dirección muy clara: lo único que ya le faltaba a aquella película para terminar de rematarla eran todavía más escenas.

Que nadie me entienda mal: yo fui con ganas al cine, vi cosas buenas durante la proyección y salí razonablemente satisfecho. Sin embargo, nunca he considerado que estuviera a la altura de lo anterior, ni por historia, ni por personajes, ni por la dirección en ninguno de los apartados concretos. Ojalá me equivoque y La desolación de Smaug nos deje a todos deslumbrados, y a mí el primero, pero sinceramente me temo que nadie espera tal reacción, y mucho menos a raíz de dos tráilers donde parece que de nuevo vuelven las invenciones (¿qué demonios pinta Legolas en esta historia?), por no mencionar el tema principal ya filtrado, I see fire, de un tal Ed Sheeran, un tema intimista e introspectivo que no me pega ni con cola en el mundo de los dragones y orcos y que hace que, a su lado, la canción de Neil Finn Song of the Lonely Mountain parezca una obra maestra del encaje musical. Por todo ello, y envueltos en este contexto desilusionante ante este segundo estreno, estas estrambóticas declaraciones de un Peter Jackson que parece de vuelta de todo no me parece que ayuden, desde luego, a sacar del limbo de la indiferencia en el que se encuentra su fantástica aventura. Cruzaremos los dedos.



(P.d: Que nadie me entienda mal con I see fire: a mí la canción me encanta, pero no termino de ver cómo diantres encaja esto en la épica de fantasía, a diferencia de todas y cada una de las canciones escogidas previamente para las películas de esta saga. Aquí dejo el vídeo, por si acaso).

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