viernes, 11 de octubre de 2013

La consola del mes (10): Nintendo Wii


Para hacerse una idea del éxito que representa este sistema dentro de la historia de Nintendo, es necesario comprender el contexto que vivía la compañía allá por 2006, acuciada por el mayor fracaso de su historia con la fallida Gamecube. Aquel fue un prodigio técnico con un catálogo más que digno que, pese a todo, no logró posicionarse en cabeza de la quinta generación ante la imbatible Playstation 2 y el empuje de la entonces recién llegada Microsoft, que también superó a Nnintendo en ventas. Por todo ello, Miyamoto, el nuevo presidente Satoru Iwata y compañía se las vieron más que tiesas con su  siguiente intento, que bien podía haber sido el último, de llevarse una vez más el gato al agua. Y vaya si lo consiguieron.

El concepto sobre el que se fundamenta Wii es tan sencillo como efectivo en sus tres vértices: juego en acción, control por movimiento, diversión en grupo. Tras el descalabro del reclamo hardcore con aquellas exclusivas con Capcom o Konami, los directivos de Nintendo decidieron orientar su consola a nuevos mercados, a nuevos públicos que pudieran ampliar el concepto tradicional del jugador. Era algo que en realidad ya estaban logrando con su más que exitosa Nintendo DS en el terreno portátil, por lo que Wii (que juega con el sonido de la palabra "we" inglesa, "nosotros", para darle una idea de entretenimiento familiar, de ocio en grupo, etc.) fue concebida desde el principio más como una plataforma de nuevas experiencias de juego y diversión en familia que como un portento técnico. Wii arrasó en ventas, sobre todo en el primer tramo de la generación, cuando a la altura de 2010 sus consolas doblaban a cualquiera de la competencia (80 millones vendidas a 40 de sus seguidores). No obstante, y aunque finalmente quedara "solo" en 100 millones de consolas frente a las 80 de Ps3 y Xbox 360 en 2013, algo bastante más igualado de lo que pensamos todos en un principio, se puede decir que aquella decisión de que primase el concepto de juego sobre el apartado técnico del sistema tuvo un claro componente de éxito, y otro menos claro de relativa decepción sobre el que ya volveremos.

El hardware

Desde el principio, quedó claro que la batalla tecnológica estaría en manos de consolas más potentes, Xbox 360 y PS3, ya que en el fondo Wii no dejaba de ser una Gamecube ligeramente potenciada. De hecho, debido a ello la consola era retrocompatible con todo el catálogo de la anterior, algo que puede parecer inocente pero que, para alguien que hubiera invertido su dinero en juegos, resultaba de lo más atractivo. El salto cualitativo no podía medirse, en cualquier caso, en parámetros clásicos de número de polígonos o velocidad de procesador porque, al fin y al cabo, ambos sistemas venían a ser realmente parecidos. Lo que cambiaba, y mucho, era el sistema de control.

La mayor novedad de Wii consistía en una cámara que incluía la consola, que detectaba nuestros movimientos ante la pantalla y los trasladaba a los juegos. Cualquier movimiento que hiciéramos con las manos era detectado por los sensores que los conectaban a la cámara, reproduciendo esos gestos en nuestros personajes virtuales. Una idea realmente impactante en su momento que, cuando fue presentada en el E3 de aquel año con Miyamoto, Iwata y compañía jugando al tenis a dobles, causó una honda impresión en todos los asistentes. Aquello parecía que iba a cambiar el rumbo de la historia.

Pero, ¿cómo funcionaba el invento? Pues en realidad, y para ser la compañía que prácticamente se inventó el mando de control tal y como lo conocemos hoy, introduciendo cambios tan importantes como la cruceta digital (NES), los botones r y l (SNES) o los joysticks analógicos y el gatillo (N64), tuvo que ser Nintendo la que se cargó por completo su propio concepto para inventarse el wiimote y el nunchuck, un más que ingenioso sistema que consistía en un mando principal en forma de prisma con botones, gatillo y cruceta, que podía sujetarse en posición verticual u horizontal, según el juego. Con el añadido del nunchuck se incorporaba el joystick y dos gatillos secundarios.

La prueba evidente de que el sistema de control por movimientos fue un éxito no está solo avalado por las impresionantes ventas de Wii, sino también por el hecho de que fue literalmente copiado años más tarde tanto por Sony (en una versión descaradísima, el Move) como por Microsoft (que al menos introdujo mejoras con ausencia de controles en su tristemente célebre Kinect). Sin embargo, hay una mota considerable que empaña el legado de Wii, que la prensa especializada ha bautizado como "casualización" de la industria. El sistema de juego de Wii potenció un tipo de usuario no experto en videojuegos, que tenía una Wii igual que tenía otros electrodomésticos en el salón de su casa. Era un tipo de usuario que jugaba muy de vez en cuando, en fiestas de amigos o familia, y que determinó que un porcentaje altísimo de juegos estuviera destinado a dicho perfil. Y este hecho terminó convirtiéndose, paradójicamente, en su mayor fortaleza y en su peor debilidad. Hay muchos jugones que perdieron su fidelidad a Nintendo por considerar que había traicionado las esencias de la industria para venderse al mejor postor, y desde entonces la compañía se ha creado fama de crear consolas menores para niños pequeños, con juegos pobres y limitados (algo a lo que la ausencia de alta definición no ayudó, desde luego). Y esta es una espina que aún hoy arrastra, y de qué manera tan lastimosa, una Wii U que muchos consideran la última consola de una compañía que ha perdido el norte.

El Software

El catálogo de Wii se fue llenando, año a año, de auténticas mediocridades ideadas para jugar un rato y pasar al más absoluto olvido. Si a eso se le suma que la mayor parte de las third parties de renombre no se planteó llevar sus grandes sagas a esta consola (tipo Skyrim, Bioshock o Assassin's Creed), y que las que sí lo hacían era con versiones muy inferiores a las de xbox 360 y PS3 (como FIFA o Call of Duty), pronto quedó claro que el catálogo de Wii sobreviviría únicamente con los esfuerzos de Nintendo y algún que otro juego aislado. Tan es así que yo, que me considero más cercano al modelo de jugador "hardcore" que "casual", nunca me planteé de hecho comprarla, y si finalmente he probado juegos de ella ha sido por una herencia indirecta.

No me ha resultado fácil elaborar un top 10 que realmente responda a lo que yo entiendo como un catálogo en condiciones. Wii carece de grandes títulos multiplataforma, pero lo compensa sobradamente con unos exclusivos de una calidad incontestable. Seguramente me he dejado títulos que tuvieron gran éxito, como New Super Mario BrosDonkey Kong Country Returns, pero en honor a la verdad no creo que, ni por control ni por aportación al sector, tengan la menor relevancia. Al margen de estos dos casos notables, creo que están todos los que son y es de justicia señalar que, a diferencia del anterior sistema, aquí tenemos megatones de los buenos, en especial de las tres sagas icónicas de Nintendo, como son Mario, Zelda y Metroid en sus mejores versiones. A eso se suma que, curiosamente, para tratarse de una generación donde el rol clásico japonés ha brillado por su ausencia, en Wii han aparecido auténticas joyas de coleccionista, que también he intentado reflejar en la lista junto con algún título inevitable y que seguro que los fans más "hardcore" repudiarán, pero que considero necesario y justo incluir.

1.- Super Mario Galaxy

Once años sin un juego en condiciones de Mario no es nada normal en este mundillo. Es demasiado tiempo en el banquillo para una franquicia acostumbrada a sentar cátedra en cada década desde los inicios del sector, ya sea Super Mario Bros, Super Mario World o Super Mario 64, para mí la mayor innovación que ha conocido el sector en toda su historia. Sin embargo, la etapa de Gamecube se saldó con un sonoro patinazo con el extraño Mario Sunshine (2002), y por ello el éxito de Mario Galaxy resultaba determinante, porque estaba en juego el prestigio de toda la franquicia. El equipo de Yoshiaki Koizumi se empleó a fondo para quitarse la espina anterior y creó un universo plagado de planetas por los que deambula la célebre mascota de Nintendo para rescatar, una vez más, a la princesa Peach. El juego se divide en una serie de mundos conectados por una nave central, un poco al modo del castillo de la princesa de Mario 64 pero con menos detalles y exploración. Dentro de cada mundo, como en Mario 64, se selecciona la misión en forma de estrella, y a jugar con la gravedad se ha dicho. 
Al margen de que tiene un control perfecto y que recupera sensaciones perdidas, es forzoso reconocer que este juego no utiliza las funciones de Wii de una manera excesiva, ni de lejos. El control es prácticamente idéntico al de Mario 64, de manera que toda la detección se limita a agitar el mando de cuando en cuando para hacer un movimiento de ataque y dirigir el controlador principal, a modo de puntero, para recoger una especie de meteoritos que nos dan puntos. Nada estrictamente revolucionario en sí. Lo que cambia, y mucho, es el diseño de unos niveles que alcanzan cotas de ingenio absolutamente maravillosas, que devuelven a la franquicia al puesto de honor que le corresponde y que se erige, sin ninguna dificultad y con la única oposición digna de su propia secuela, como el mejor plataformas de la séptima generación y uno de los mejores de todos los tiempos. Tanto la variedad de niveles como el excelente trabajo técnico, que saca el máximo partido de Wii, sienta las bases de una franquicia por cuya tercera entrega seguimos rogando sin éxito. Por alcance, capacidad de diversión, valores de producción e influencia en juegos posteriores, Mario Galaxy es al fin el digno heredero de Mario 64 y su tradición ancestral de éxito; con diferencia, el mejor juego de todo el catálogo de la consola, y un clásico en la historia de los videojuegos.


P.d: En este lugar podría haber aparecido perfectamente Super Mario Galaxy 2, lanzado tres años más tarde, y al que hay que hacer justa mención. A pesar de lo que muchos dicen, y aunque a mí me parece una auténtica maravilla, no lo considero como un juego con una entidad propia y definida (algo que sí ocurría con Yoshi's Island respecto a Super Mario World, en tiempos de Super Nintendo). No es que piense que es una ampliación de fases, que conste, pero creo que todo el mérito debe recaer en la primera entrega, ya que Mario Galaxy 2 basa su éxito en los hombros de un auténtico gigante y se limita a ampliar algunos conceptos y a incluir al siempre simpático Yoshi, con unos diseños de niveles y retos plataformeros sencillamente fabulosos, eso sí.


2.- The Legend of Zelda: Skyward Sword


No es buena señal, la verdad, que hubiera que esperar la friolera de cinco años desde la salida de Wii al mercado para que, al fin, un juego hiciera justicia de verdad al control de detección de movimientos. Tampoco lo es que necesitara de una versión 2.0 del mando, el llamado Motion Plus, que aun así planteaba algunos ajustes que hacían necesaria una recalibración constante. Sin embargo, Skyward Sword no solo logró romper definitivamente ese mito de una detección defectuosa, algo que arrastró el catálogo entero de Wii desde su salida, sino que además lo hizo proporcionando el que seguramente sea el mejor juego de toda la franquicia desde Ocarina of Time, no tanto por su diseño o su historia, algo en lo que seguramente Wind Waker lo supere, sino por un sistema de control que es una auténtica maravilla y que nos permite combatir como si realmente fuéramos Link, armados con espada y escudo. Las batallas contra los jefes finales son sencillamente demoledoras, la mejor experiencia que se puede tener en Wii y todo un hito dentro de la propia franquicia Zelda, donde jamás nos habíamos sentido tan inmersos en la acción. A todo ello se suma un excelente apartado artístico, que huye de realismos gráficos o de estéticas cartoon (los extremos representados por Twilight Princess y Wind Waker, respectivamente) para encontrar un excelente término medio que, al modo impresionista, juega con las limitaciones técnicas de la consola para aparentar que vivimos una aventura dentro de un cuadro. Skyward Sword es un juego inteligente donde vivimos aventuras por tierra, mar y especialmente por aire, a lomos de un ave fabulosa llamada pelícaro a través de la cual accedemos a las áreas principales de juego. Aunque está lastrado por algunas decisiones cuestionables, en especial en lo referente a determinados jefes de área o finales, lo cierto es que yo no pude resistirme a jugarlo dos veces seguidas, la última en el excelso modo Héroe, y esto es algo que no vivía desde los tiempos de Majora's Mask, hace más de una década. No hay juego que aproveche mejor la potencia y cualidades de Wii, y de no ser porque su salida se produjo en los estertores de la consola, cuando ya estaba claro que Nintendo estaba pensando ya en su siguiente sistema, habría superado a Mario por el número uno. Un imprescindible para cualquier fan, que además acompañó su lanzamiento con una edición especial que incluía banda sonora de la saga orquestada y un mando que, además de incorporar el motion plus, estaba decorado con motivos de la franquicia. Todo un lujo.

 3.- Metroid Prime Trilogy

La saga Metroid Prime, una de las traslaciones de 2D a 3D más importantes de todos los tiempos, tuvo su colofón perfecto con esta edición que recogía los dos juegos originales de Gamecube, retocados en formato panorámico, con la dificultad reajustada y con el excelente sistema de control implementado por Retro Studios para Prime 3: Corruption (2007), que por supuesto también estaba incluido en el pack. Metroid Prime Trilogy es un monumento al género de la aventura y acción en primera persona, una colección absolutamente imprescindible para cualquier fan de la saga Metroid y una compra obligada para cualquier poseedor de Wii. Acompañado de un excelente libreto que recoge los argumentos de todos los juegos y un envoltorio de lujo, el juego plantea la posibilidad de jugar cualquiera de los juegos en el orden que queramos. Evidentemente, la estrella es una tercera entrega que sirvió a Retro para ayudar a Nintendo a desarrollar el mando de control y el nunchuck de la consola, y que nos sirve para abrir puertas de golpe, despojar de barreras o escudos a los enemigos y para activar mecanismos lejanos. Además de eso, el sistema de apuntado es sencillamente fenomenal, haciendo que nos metamos en la acción mucho mejor que con el mando de control tradicional, ya que consigue transmitir la sensación de que somos Samus Aran ante todo un ejército de piratas espaciales. El juego, además, introduce por primera vez en la saga elementos conversacionales, que lógicamente se quedan muy cortos en comparación con sagas tipo Mass Effect, pero que en cualquier caso son un añadido de lo más saludable. Y al margen de los logros jugables y técnicos de un juego prácticamente sin tacha, no hay que olvidar que esta colección nos permite jugar a la mejor versión hasta la fecha de uno de los mejores títulos de todos los tiempos, Metroid Prime 1. Es una maravilla que no me canso de jugar una y otra vez, con su perfecta combinación de exploración, saltos y acción, pero que sale ganando con cada pequeña adición que se hizo para esta versión, con el control a la cabeza. Toda una joya de coleccionista, en suma, que debería haber sido un ejemplo hasta para el propio Mario Galaxy (solo de pensar en una edición similar en hd para Wii U tiemblo de la emoción). El relativo fracaso del reboot de la franquicia en 2010, Metroid: Other M, a cargo de Ninja Theory, únicamente demostró la vigencia de un modelo que si bien necesitaría muchos cambios y novedades para una posible cuarta entrega, no resiste comparación con nada anterior ni posterior, por mucho que se pongan estupendos los puristas de Super Metroid.

4.- Wii Sports.

Sé que esta elección levantará ampollas, como cada vez que ha aparecido en un listado de Wii. Sin embargo, este juego tiene un par de méritos que considero indiscutibles. En primer lugar, y en contra de lo que muchos piensan, no se trata de una demo técnica para ver de qué es capaz la consola. Durante meses, se convirtió en el principal referente de la consola, un auténtico pelotazo para reuniones de amigos o familiares y que con minijuegos como el de tenis, golf, baloncesto, boxeo o bolos mantuvo enganchados a un número escandaloso de jugadores durante mucho tiempo. Además de eso, y evidentemente ayudado por el hecho de que venía de serie con la consola, este juego goza de unas ventas que lo colocan, simple y llanamente, como el videojuego más vendido en la historia: 83 millones de unidades a día de hoy, y subiendo. No creo que sea casualidad, o que solo obedezca a maléficas estrategias de márketing. Y sí, soy consciente de que eso no le aporta un ápice de calidad, pero es un dato muy a tener en cuenta a la hora de valorar las tendencias y los resultados de la generación. El éxito de Wii no se entiende sin esta colección de minijuegos que puso patas arriba el mercado: no hay nada más fácil ni más directo para comprender el funcionamiento de Wii que echar una simple partida a este título para apreciar todas y cada una de las bondades del sistema. Y esto, que parece fácil decirlo, no lo es tanto si tenemos en cuenta los resultados, mucho más discretos, de Nintendoland para Wii U, que más o menos ocuparía un lugar equivalente al de Wii Sports. En cualquier caso, y secuelas excelentes al margen (Wii U Resort), este título demostró que jugar con el sistema de control de movimientos podía ser un entretenimiento global, sin restricciones de edad, sin violencia de ninguna clase y sin dichosos zombies. Y eso es algo que el 99% de los juegos de la séptima generación no pueden decir, se ponga como se ponga el personal "hardcore"

5.- Mario Kart Wii

Es posible que fuera en la época de Nintendo 64, con motivo de la segunda entrega, cuando el público y hasta quizá la propia Nintendo se diera cuenta del filón que tenía entre manos, el enorme potencial de esta franquicia de carreras locas con los personajes clásicos de la compañía. Lo cierto es que desde entonces cada nueva entrega de la saga se dosifica sabiamente, a razón de título por consola, lo que evita la saturación y, al mismo tiempo, permite que cada nuevo juego aporte ligeros matices a una fórmula prácticamente infalible. Mario Kart es sinónimo de diversión y de calidad, de extraordinaria calidad, como demuestran las entregas de N64 o de DS, que a nuestro juicio es la mejor de todas. La de Wii no se podía hacer esperar demasiado, aunque aquí debemos reconocer que el sistema de control por movimientos no es tan satisfactorio como nos hubiera gustado. La gracia de esta edición en este aspecto estaba en que el mando de control se colocaba sobre un volante de plástico que detectaba los giros del volante. Al principio podía resultar gracioso, y seguramente con amigos sea como más se puede llegar a disfrutar. El problema es que si uno quiere conquistar los diferentes trofeos o hacer tiempos realmente buenos, ya se puede hacer con un mando clásico o bien olvidarse del asunto. En cualquier caso, y centrándonos en el juego en sí, seguramente Mario Kart Wii sea uno de los juegos más completos, profundos y divertidos de la serie. La gran novedad jugable es la inclusión de motos, que hay quien no termina de entender o ver bien dentro de la serie, pero que a mí me parece fenomenal. A eso se añaden nuevos circuitos, algunos de ellos tan fabulosos en su diseño como la mina de Wario o el árbol otoñal. Los rediseños de los circuitos clásicos, tipo castillo de Bowser, son tan estupendos que hacen parecer versiones beta a los de anteriores juegos. Y respecto a los circuitos retro, hay que decir que todos están bien elegidos y mejor remasterizados, destacando los cuatro recuperados de Gamecube que, en el fondo, siguen corriendo sobre el mismo hardware y lucen igual de bien. A todo ello se suma la friolera de 24 personajes más nuestro propio mii, el mayor número hasta ahora en la saga, y un excelente modo online para 12 jugadores en los modos carrera, batalla de globos o recogida de monedas, que terminan por redondear un juego que, a la espera de lo que diga la próxima (y ansiada) versión de Wii U, es la versión definitiva de Mario Kart en sobremesa. No es casualidad que este sea uno de los juegos más vendidos de toda la generación, con 30 millones (ahí es nada).

6.- Xenoblade Chronicles

Monolith Software puede que no suene demasiado, pero estoy convencido de que en pocos años va a tener el renombre que se merece, a la altura de las mejores desarrolladoras. Estos muchachos son los responsables del que quizá sea el mejor juego de rol clásico japonés de toda la generación, con permiso de esa obra maestra que también es Ni no Kuni para PS3. Lo primero que hay que decir es que en esta odisea no hay un camino prefijado, lo cual ya lo hace destacar por encima de la media: podemos ir donde queramos y hacer lo que queramos en el orden que queramos. Esto puede parecer poca cosa, pero supone la noche y el día si lo comparamos con cualquier entrega (y especialmente la 13) de la saga Final Fantasy. Las aventuras de Shulk y compañía se desarrollan en un mundo fastuoso (dentro de los límites de Wii, se entiende), que exprime la consola como pocos juegos han hecho y muestra una gran variedad de colores y una arquitectura envidiable en el escenario más insospechado. Al margen de eso, cuenta con un sistema de combate que combina con enorme sabiduría y acierto los movimientos automáticos de nuestros compañeros de pelotón y las decisiones estratégicas que queramos adoptar según el enemigo en cuestión. Hay que estar atento a la barra de vida y a los hechizos curativos porque no hay pociones que valgan (otra gran diferencia con otros jrpg), y cuanto más y mejor ataquemos, más se ampliará nuestro círculo de poder, que viene a ser algo así como nuestro radio de alcance. Con paciencia y habilidad, podemos convertirnos en auténticas máquinas de eliminar demonios y avanzar a pasos agigantados por un juego que busca en todo momento sumergir al jugador en un mundo plagado de detalles de buen gusto. Por otro lado, la historia es un compendio de los tópicos clásicos del género que ha sido reelaborado con bastante habilidad, con una cosmología de dos titanes enfrentados que colisionan con sus respectivas naturalezas biológica y mecánica, respectivamente. Sobre esa base biomecánica se asientan los fundamentos narrativos de un juego bien hilvanado, con personajes carismáticos y una banda sonora de auténtico lujo. Nintendo supo cuidar bien el lanzamiento del juego con una edición especial, con banda sonora y un mando de control de color rojo especial para la ocasión, a juego con la espada que da título a Xenoblade. Una maravilla, en definitiva, que únicamente vio lastrado su impacto por su tardía salida en algunos mercados, como el americano.

7.- Monster Hunter Tri

Seguramente Capcom fue una de las mejores aliadas en las épocas de gloria de Nintendo, cuando con SNES arrasaba literalmente en todos los mercados. Esta relación fue evolucionando con el tiempo, ya que la desarrolladora japonesa fue poco a poco identificando sus lanzamientos con otras consolas, como fue Resident Evil con la primera Playstation, Devil May Cry y Onimusha para PS2 o, más recientemente, Street Fighter IV y sus múltiples secuelas, que aparecieron solo para PS3 y Xbox 360. No obstante, hay una franquicia que, con la notable excepción de su lanzamiento en PSP, solo han conocido las consolas de Nintendo de las últimas generaciones: Monster Hunter. Se trata de todo un fenómeno de masas en Japón, donde la gente comete locuras como quedar en números indecentes para intercambiar datos de sus partidas, y que básicamente consiste en partidas online, cooperativas o individuales donde hay que recorrer inmensos escenarios y acabar  con criaturas del tamaño de una montaña, de lo más diverso y variado: dragones, reptiles gigantes, lagartos marinos, etc... Las posiblidades de caracterización son inmensas, así como las estrategias para hacer frente común contra las criaturas, que pueden llegar a desesperar de pura dificultad. En el fondo, este juego recoge la herencia de Shadow of the Colossus y la acerca más a un modelo comercial y accesible para todos los públicos, con una narrativa plana hasta decir basta pero con un interfaz mucho más directo, efectivo y con una indudable capacidad de adicción. La tercera entrega, aparecida en Wii en 2009, fue un auténtico pelotazo con cientos de enemigos a los que abatir, un modo online bastante decente (algo que en Wii no es tan común como puede ser en otros sistemas, recordemos) y unos resultados económicos fenomenales, que invitaron a Capcom a reeditar el juego en una versión ampliada y mejorada para 3DS y Wii U hace pocos meses.

8.- Super Smash Bros Brawl

Debo reconocer que jamás me he sentido atraído lo más mínimo por esta franquicia, que al igual que Mario Kart se estrenó también en la época de Nintendo 64. Aquí la idea consiste en tomar a los personajes de Nintendo para que se repartan mamporros en escenarios en 2-D, con cuatro jugadores al mismo tiempo y un sistema de combos accesible y demoledor. La vida de cada jugador se mide en porcentajes, que van descendiendo conforme uno recibe estopa. El objetivo consiste en quedar en pie al final del tiempo establecido y su mayor mérito está en las partidas multijugador, donde hasta 32 jugadores podían competir en torneos bastante entretenidos y equilibrados. Pero lo mejor de este juego es que cuenta con 39 personajes sacados de la historia viva del videojuego, entre los que destacan Mario, Sonic, Solid Snake, Link, Donkey Kong, Pikachu o Samus Aran en un elenco tan variado como impresionante. Para alguien que aprecie este universo resulta complicado no dejarse llevar por la emoción de ver en pantalla a semejante casting de estrellas, máxime con el cariño y dedicación con que Nintendo recreó sus escenarios más característicos. Los meses previos al lanzamiento estuvieron llenos de sorpresas, ya que cada semana se iban desvelando personajes y escenarios y se alimentaba la expectación de un público que lo acogió con los brazos abiertos. Más de 11 millones de unidades vendidas confirman a este juego como el más pulido, fluido en combate y trabajado gráficamente de toda la saga, dejando en paños (muy) menores a las entregas anteriores. Solo de comparar este juego con el lamentable, risible y vergonzoso Playstation All Stars Battle Royale, el intento de Sony por emular el éxito de la saga Smash Bros, me entra risa de la buena, pero demuestra la vigencia de la fórmula que con su siguiente entrega, con Mega Man y a saber cuántos más nuevos invitados a la fiesta, promete seguir manteniendo el listón bien alto.

9.- The Last Story

Los nombres de Hironobu Sakaguchi y Nobuo Uematsu están unidos, como director y compositor respectivamente, a la historia de la saga Final Fantasy. Sin embargo, ambos se permitieron el lujo de aparcar por un momento su relación con dicha saga para crear esta auténtica maravilla exclusiva para Wii, que recoge las mejores esencias del action-rpg clásico y las traslada a un mundo absolutamente fantástico en diseño, personajes y producción. La isla de Lázulis es el escenario donde transcurre una trama de amores imposibles y enfrentamientos épicos donde el jugador controla en todo momento el desarrollo de los acontecimientos. Con un sistema de interfaces sencillos y un tutorial ejemplar, el juego nos pone en la piel del joven Zael y su alegre grupo de mercenarios, para recorrer a lo largo y ancho de la isla en busca de aventuras, tesoros y recompensas con una trama más compleja que va ganando peso conforme se avanza en sus correctas 20 horas de juego. Evidentemente este juego no puede compararse con un Zelda, e incluso al lado del enorme Xenoblade palidece, pero es de justicia destacarlo como una joya oculta del catálogo del sistema, no solo por el talento que desprenden sus creadores o su fabulosa edición de coleccionista, con libro de arte y banda sonora incluida, sino porque desmiente la teoría de la falta de fondo de catálogo de Wii y confirma a este sistema como el único en el que se ha apoyado de verdad un género defenestrado en estos tiempos de disparos gratuitos, pasillos inacabables y zombis a granel. The Last Story es una auténtica gozada visual y sonora, un juego largo, profundo y absorbente que, eso sí, nos encantaría jugar en alta definición en futuras versiones para Wii U.  

10.- Wii Fit

Ya dediqué una entrada a ensalzar las virtudes de este título, toda una rareza y algo impensable de jugar en ninguna otra plataforma que no sea Wii en la séptima generación. Esta colección de pruebas y minijuegos de equilibrio, salud y ejercicio físico estaba acompañada de una tabla, la Wii balance board, que permitía al usuario establecer de inicio un peso y un estado físico de partida para, a partir de ahí, ir fijando objetivos de mejora en función de una serie de criterios. Los minijuegos hacían que la tabla funcionara como un step clásico de un gimnasio, o bien como báscula, mientras que con los mandos de control clásico hacíamos ejercicio tipo footing, boxeo o fitness, por poner solo algunos ejemplos. A este juego se le acompañó de una ampliación aún mejor, Wii Fit Plus, con más pruebas y una mayor variedad de retos. Es posible que Wii Fit no sea la solución para la obesidad, pero me parece un punto y aparte a todo lo visto anteriormente en el sector, un intento loable por parte de Nintendo de ampliar los mercados más allá del clásico público infantil y juvenil y todo un acierto, tanto en el diseño como en la ejecución, que espero que siga teniendo el éxito que merece con las futuras entregas que seguro saldrán para Wii U (ya hay una confirmada para estas navidades, si no me equivoco).

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