jueves, 5 de septiembre de 2013

31 motivos para la indignación (parte 1)




1.- Que entre 2007 y 2011 el presidente del gobierno de mi país, el mismo que dijo que todos los españoles teníamos que apretarnos el cinturón, arrimar el hombro y cobrar "un poquito menos" con la llegada de la crisis, se haya subido un 27% su sueldo, llegando a cobrar tres sueldos al mismo tiempo y alguna que otra "remuneración complementaria" que, en su opinión, "es de justicia".

2.- Que la educación se esté convirtiendo, año a año y reforma tras reforma, en un ámbito que favorece más a los que más tienen, potenciando el elitismo social y dando peor calidad y menos recursos a los más desfavorecidos.

3.- Que la privatización de la sanidad esté convirtiendo también la salud en un cortijo que protege al poderoso y desampara al que no puede permitirse ni una miserable aspirina. El número de hospitales reconvertidos, las oscuras adjudicaciones a empresas gestoras y los recortes en plantillas de profesionales de la sanidad pública está llevando este país a una situación sencillamente insostenible.

4.- Que hayan desaparecido de la faz de la tierra las intenciones de apoyar proyectos de fomento del empleo y de investigación y desarrollo, provocando una emigración y una fuga de cerebros sin parangón en la historia de este país, con el paro juvenil superando ampliamente el 50%.

5.- Que no exista una voz crítica legitimada, en ningún partido político de la oposición, que esté en condiciones de representar a los ciudadanos y su indignación generalizada ante buena parte de las medidas que está tomando el actual gobierno.

6.- Que los casos de corrupción en todos y cada uno de los partidos políticos hayan convertido una institución que debería ser una herramienta de solución de problemas en uno de los mayores problemas de este país, un sinsentido que en el colmo de los colmos, ya mucha gente concibe como algo que entra dentro de la "normalidad".

7.- Que el gobierno socialista de Andalucía siga negando, a pesar de las numerosas evidencias, que en torno a 140 millones de euros fueron desviados del erario público para subvencionar expedientes de regulación de empleo fraudulentos, con jubilaciones de personas que jamás habían trabajado en las empresas subvencionadas y comisiones a todo tipo de aseguradoras, consultoras, bufetes de abogados y sindicalistas muy por encima de su valor de mercado.

8.- Que el gobierno de la nación, con su presidente a la cabeza, siga negando por activa y por pasiva cualquier tipo de responsabilidad en la gestión, durante casi dos décadas, del que fuera su tesorero de partido, Luis Bárcenas, sobre cuya labor niega cualquier tipo de conocimiento a pesar de las numerosas evidencias de que esto no fue así. Hay casi 50 millones de euros en cuentas de Suiza, donaciones de empresas que sufragaban campañas electorales y que luego recibían su correspondiente compensación legislativa y unos más que generosos sobresueldos que apuntan a una contabilidad oculta del primer partido político de este país, que se merecen una respuesta más digna a los ciudadanos que la de que "se trata de una empresa privada".

9.- Que mientras toda esta corrupción hace ricos a unos pocos políticos y empresarios, más del 20% de la población de este país viva por debajo del umbral de la pobreza, con uno de cada cuatro menores de 16 años en bajo dicho umbral y un 40% de familias que no podrían hacer frente a ningún gasto imprevisto importante. Y en aumento.

10.- Que la degradación de las instituciones políticas haya contaminado, y de qué manera, a una casa real que, bien lejos de su papel de árbitro en las tensiones nacionales o internacionales en beneficio de nuestro país, lleva años dándonos disgustos un día sí y otro también acerca de sus manejos fraudulentos de dinero, exóticas cacerías circenses y despropósitos judiciales.

11.- Que los ciudadanos que deciden manifestarse para expresar su legítima opinión sean considerados por parte de los políticos afectados como gente al margen de la ley, peligrosa y antidemocrática o, en el colmo de los desatinos, se les tache de nazis puros.

12.- Que los inmigrantes sean considerados a todos los efectos como ciudadanos de tercera categoría, llegando al extremo de no tener derecho a tarjeta sanitaria en caso de no estar dados de alta en la seguridad social. A pesar de todo, Ana Mato sigue insistiendo en que la sanidad española es universal. (Para todos los españoles nacionalizados y dados de alta en la seguridad social del universo, entiendo).

13.- Que toda la ayuda internacional en materia de cooperación se haya reducido por un importe de 1.389 millones de euros, un 50% del presupuesto anterior. Se trata del mayor recorte que ha hecho el gobierno, dentro de su larga lista, y deja a numerosas ONG (y su importante labor) al borde de la desaparición.

14.- Que la gran mayoría de medios de comunicación haya dejado de ser, desde hace mucho tiempo, ese canario en la mina que alertaba de la falta de oxígeno. Su complicidad con el poder a la hora de ocultar miserias políticas y darle bombo a las memeces constantes del fútbol o las olimpiadas para distraer la atención es tan vergonzosa como lamentable.

15.- Que tengamos que tolerar que un presidente elegido en las urnas se dirija a los ciudadanos a través de una pantalla de plasma, todo un gesto de cobardía e incompetencia que, más allá de la falta de confianza en su palabra o su supuesta capacidad de liderazgo, lo retrata de forma ejemplar.


No hay comentarios: