viernes, 13 de septiembre de 2013

La consola del mes (9): Nintendo DS


El mercado de las consolas portátiles vivía allá por 2004 tiempos oscuros, que diría aquella biblia friki. Las interminables y cansinas versiones de Game Boy y de la poco fructífera Game Boy Advanced saturaban un mercado en franca decadencia, donde cada juego se veía como una versión infinitamente inferior y pobre de cualquier título que pudiera jugarse en las ya poderosas consolas de sexta generación, con PS2, Gamecube y Xbox haciendo de las suyas. Quizá por todo ello, y ante la bajada de ventas de Advanced en Japón y Estados Unidos, la gente de Nintendo se convenció para, de una vez por todas, dejarse de vivir de rentas de su exitosa primera portátil y lanzarse a diseñar algo realmente nuevo, original y, sobre todo, que proporcionara una experiencia de juego diferente a las consolas de sobremesa. 

El resultado de todo ello fue Nintendo DS, una consola cuya arquitectura heredaba el estilo de los clásicos Game & Watch de los años 80, pero añadía un elemento diferencial, al margen de una gran potencia técnica: una doble pantalla (Dual Screen, de ahí el nombre DS). En la de arriba se desarrollaba el juego como en cualquier portátil, mientras que la de abajo era táctil y permitía, a través de un lápiz llamado stylus, interactuar de maneras a cual más sorprendente e innovadora. Futuros rediseños de la consola buscaron una estilización mayor tras el primer y algo tosco diseño inicial, incorporando nuevas funciones como una cámara, micrófono e incluso una pantalla tamaño XL, que aumentaba las proporciones de la imagen de manera notable.

Lanzada poco antes de la llegada de la séptima generación, la idea de Nintendo era dar un golpe de autoridad en la mesa ante la amenaza de Sony, que estaba también a punto de lanzar su Playstation Portable (PSP) en aquellas mismas navidades de 2004. Muy superior técnicamente a la consola de Nintendo a pesar de lanzarse apenas un mes después, Sony no tuvo en cuenta una serie de factores que, a la postre, certificaron su derrota. En primer lugar, cometió el error de plantear PSP como una especie de PS2 portátil. Prácticamente todos los grandes juegos, tipo FIFA o God of War, eran adaptados al sistema sin apenas más variaciones que una duración escasa, supuestamente adaptada a las condiciones de una consola portátil. El problema es que la gente prefería jugar a ese tipo de juegos en la pantalla de su casa, no en el metro; pero el problema fundamental es que PSP no suponía diferencias cualitativas de ninguna clase respecto a PS2, y técnicamente quedaba muy por detrás. Eso, y la ausencia de grandes juegos, provocó el colapso del sistema, al que únicamente joyas como Monster Hunter o Metal Gear: Peace Walker lograron mantener con cierta dignidad. El resultado es bien conocido: 78 millones de unidades de PSP (que no está nada mal, ojo), frente a casi 160 millones de DS. 

El Hardware

Nintendo DS se presentó en su momento como una especie de "N64 portátil", y para demostrarlo se empleó una demo técnica de Super Mario 64 corriendo por los circuitos de DS, con tanto éxito que finalmente fue convertido en juego de lanzamiento del sistema en una versión que luego comentaremos. Sin embargo, la potencia de DS la acercaba más a una PS1 que a una consola de 64 bits: gráficamente se pueden apreciar en muchos de sus juegos generación brusca de escenarios, dientes de sierra, pixelación en texturas... Sí, es verdad que es la primera consola portátil de la compañía en generar gráficos tridimensionales con polígonos y texturas, pero no hay más que echar un vistazo al catálogo para darse cuenta de que técnicamente estaba muy, muy por debajo de su directa competidora.

Donde Nintendo DS marca la diferencia es en las enormes posibilidades que abre su jugabilidad. Juegos como Elite Beat Agents, donde hay que marcar el ritmo con toques en la pantalla en una especie de karaoke digital, eran absolutamente impensables en PSP y una delicia jugable y sonora en la consola de Nintendo, por no meniconar joyas del calibre de Brain Trainning, Nintendogs o Scribblenauts, que luego recibirán comentario por separado. La experiencia de interactuar con la pantalla fue aprovechada por muchas compañías third party para hacer verdaderos experimentos jugables, muy notables en algunos casos, y lograron disimular las muchas carencias técnicas del sistema con imaginación, ingenio y talento.

A esto se une otro motivo de gran éxito, como fue el hecho de que esta consola fue la primera que tuvieron muchos jugadores fuera del arquetipo del niño viciado (que, si recuerdan, fue lo que inspiró el nombre de Game Boy). Con Nintendo DS cualquiera, desde un abuelo hasta una niña, podían disfrutar de una variedad de juegos para todos los géneros y edades, desde juegos de dibujo hasta juegos de puzzle, acertijos matemáticos, prácticas de cocina... las posibilidades eran casi infinitas, con aplicaciones que iban desde la agenda de notas, pasando por recetario o consola de juegos, y dieron como resultado una de las máquinas más jugadas por jugadores de mayor diversidad en la historia, con permiso de la futura Wii. Es un motivo de orgullo para Nintendo haber logrado algo así, por mucho que juegos como Cooking Mamma no estén dentro de nuestro particular olimpo, que evidentemente no lo están. En cualquier caso, es una razón que explica las astronómicas ventas de la consola, que únicamente la piratería pudo doblegar con el paso de los años. las tarjetas pirata se convirtieron en el gran lastre, en la única gran mancha del expediente de un sistema que perdió mucho dinero, y a muchos jugadores, por este tipo de prácticas fraudulentas contra las que Nintendo no pudo, o no supo, tomar las medidas adecuadas.

Sea como fuere, el catálogo de DS es amplio en calidad y variedad, de modo que no ha resultado  sencillo escoger a sus diez mejores representantes. A excepción de algunas franquicias significativas, Nintendo DS recibió todos y cada uno de los clásicos que cabría esperar, y algunos de ellos por partida doble, como Mario o Zelda, al margen de ports gloriosos de juegos como Chrono Trigger, que incluía hasta vídeos de animaciones y mazmorras nuevas. He procurado hacer una selección que incluyera los éxitos más importantes del sistema junto con juegos que, por su originalidad, destacaron dentro del catálogo. En cualquier caso, y como siempre, se admiten apuestas y sugerencias.

El Software

1.- Mario Kart DS

A pesar de haber conocido ya varias iteraciones de la franquicia e incluso de haberse estrenado en sistemas portátiles con aquel olvidable Super Circuit para GBA, la versión para DS no solo es el mejor juego de todo el catálogo de la consola, sino que además es seguramente el mejor juego de toda la saga Mario Kart. Así de sencillo. El título retoma muchos elementos clásicos, como la mayor parte de personajes de la compañía más alguna que otra novedad, para ponerlos a correr por 16 circuitos completamente nuevos y otros 16 recuperados de entregas anteriores, pero remozados y actualizados de cara a los nuevos tiempos. Esto fue una revolución en su momento, no solo porque ampliaba notablemente la vida del juego, sino porque era todo un regalo para los fans. Jugar a circuitos clásicos de SNES o N64 era algo digno de verse en aquella pantalla chiquitita, que utilizaba la pantalla táctil como mapa, tabla de clasificaciones o menú de opciones, dejando la de arriba limpia de cualquier distracción. Pero es que al margen de eso, y de un magistral diseño de personajes y escenarios, el juego era una maravilla jugable de precisión, equilibrio y conducción, muy por encima de cualquier otro aparecido hasta la fecha, e incluía opciones tan novedosas como el juego online local o abierto. Tanta revolución vino acompañada, insistimos, de niveles antológicos y de una capacidad de diversión a prueba de bomba, que sinceramente yo no he visto reflejada en entregas posteriores de la saga y por las que no me extraña que esta joya vendiera casi 23 millones de copias. Sí, con el tiempo se habrán mejorado gráficos y todo eso, pero las sensaciones que transmite este Mario Kart DS, donde cualquier personaje da mucho juego y puede ser digno competidor de las más altas esferas, su competitividad y equilibrio de ítems y obstáculos en cada circuito no han sido igualados hasta la fecha, al margen de incluir suficientes novedades y lo suficientemente revolucionarias como para ser recordado como uno de los mejores juegos de carreras arcade de todos los tiempos.

2.- The Legend of Zelda: Phantom Hourglass

Toon Link encontró en DS su hábitat mas idóneo y, después de los palos recibidos en Gamecube unos años atrás, regresó por la puerta grande con este juego que introducía un sistema de control y unas mecánicas de juego completamente revolucionarias. Tomando referentes jugables de la saga en 16-bits y una estructura de mazmorras clásica, PH añadía una estética inmejorable que únicamente se resentía en momentos muy concretos donde aparecían demasiados elementos en pantalla. Tanto a nivel sonoro como visual el juego se desarrollaba en los espacios de calidad a los que Nintendo nos tiene acostumbrados, además de incluir sabias decisiones como un océano más limitado y manejable que en su hermana mayor. En cualquier caso, el control de Link, que seguía el puntero por la pantalla táctil allá por donde fuéramos, así como la interacción con la consola (lo de doblar un mapa doblando la consola sobre sí misma es una auténtica genialidad, o soplar para apagar antorchas: algo nunca visto en una portátil), se unían a un buen diseño de niveles y a un personaje secundario, Linebeck, que se convirtió sin problemas en el alma y estrella de la función. Es uno de los mejores secundarios de toda la saga, y convierte el viaje en diversión pura y dura, especialmente en un tramo final del que es mejor no decir nada. Link despide tanta simpatía como en 128 bits, y está equipado con su habitual arsenal para ocasiones complejas: bombas, boomerang, espada, escudo, etc. Es un juego apasionante, todo un regalo para los fans de la saga y uno de los juegos que mejor uso hacen de las posibilidades de la consola, con atención especial a unos personajes que se disfrutan a doble pantalla, en todo su esplendor; una obra de arte cuya secuela, por desgracia, no estuvo a la misma altura.

3.- New Super Mario Bros

La importancia de este título puede pasar desapercibida para más de un jugón, que quizá juzgase con prejuicio bidimensional esta entrega plataformera que recuperaba el sabor de la saga original de Mario pero actualizando gráficos, diseño de niveles y algunos movimientos para darle un sabor de boca más fresco y, sobre todo, depurado en control y equilibrio. NSMB es un juego excelente, heredero directo de Super Mario Bros 3 y con una jugabilidad a prueba de bomba. Controlamos a Mario y a su hermano Luigi en un entorno de dos dimensiones, donde debemos avanzar por una serie de niveles que, a su vez, componen mundos. El objetivo, cómo no, es rescatar a la princesa de las manos de Bowser, que ha diseminado toda su corte de malvados secuaces a lo largo y ancho de los ocho mundos (seis principales más dos ocultos) que conforman el juego. Variado, largo, divertido y con nuevos trajes y habilidades para Mario (algunos tan espectaculares y divertidos como Super Mario o Mini Mario), el juego se eleva muy por encima de la media del género en DS. Es cierto que el uso de la doble pantalla es más bien anecdótico y que no resulta revolucionario en su concepto, inventado ya muchos años atrás, pero para toda una generación de jugadores supuso descubrir la fórmula del éxito original del fontanero, y resultaba extremadamente adecuado por su concepción y desarrollo para un sistema portátil. El problema es que este juego, que en DS era una maravilla, se traspasó a modo de nueva franquicia para Wii con un insulso multijugador que, por su desajustada cámara, petardeaba de lo lindo. Y aquí se produjo el debate. Era evidente que DS no daba para mucho más (luego comentaremos el caso de Super Mario 64 DS), pero lo que es bueno para una portátil no necesariamente tiene que serlo para sobremesa. Pues bien, como quien oye llover: Nintendo ya ha sacado secuela para Wii U (fue el juego de estreno de Mario en el sistema, de hecho), sin ni una sola novedad reseñable sobre la fórmula de DS, y otra secuela más para 3DS que, más allá de la fiebre por coleccionar monedas, es más de lo mismo. New Super Mario Bros se convirtió en el punto de partida de una franquicia menor del fontanero, muy rentable a nivel de ventas (esta versión de DS es el juego más vendido del sistema, con más de 30 millones de copias), pero que ha dividido a la crítica  y a buena parte del público entre la conveniencia de una continuidad rentable o de la innovación que supone un Mario Galaxy, por ejemplo.

4.- Brain Trainning

Al margen de los juegos de corte más tradicional del sistema, me parece de justicia darle un puesto de honor a este juego por todo lo que ha significado para la expansión del videojuego en la sociedad. Brain Trainning, el primero de la saga Brain Age, estaba destinado a todo tipo de público para ejercitar la mente en una serie de puzzles, cálculos y actividades de agilidad mental. Las posibilidades que abría el juego eran enormes, ya que dedicándole apenas unos minutos al día uno podía hacer conteo de sílabas, lectura en voz alta, calcular la diferencia entre dos relojes, ecuaciones matemáticas, ejercicios de memoria... Sé de buena tinta que este juego se utilizaba en centros médicos para personas que, en una fase muy inicial de Alzheimer, necesitaban mantener la mente ágil para retrasar lo más posible los síntomas de su enfermedad, así que imagínense lo lejos que está ese jugador del clásico niño de generaciones anteriores. Al margen de eso, BT tenía un modo principal de juego con una serie de actividades de lo más variado para, al final, calcular la edad mental en función de los resultados. Es asombroso que, en mi caso particular, que lo he jugado en momentos diferentes de mi vida, siempre ha acertado. Y todo ello, además, haciendo un uso realmente inteligente de la doble pantalla y del lápiz táctil, que hacía del manejo por menús e interfaz algo sencillo e intuitivo. Si alguien me hubiera dicho que esto existiría hace veinte años, le hubiera tomado por loco. Casi 20 millones de copias dieron la razón a la gente de Nintendo, que con esta nueva IP dio totalmente en la diana, y sentó las bases de cómo se podía innovar, y al mismo tiempo ampliar, los horizontes del videojuego.

5.- Metroid Prime Hunters.

Si una cosa teníamos clara los usuarios de Nintendo DS es que, técnicamente, la consola no podía hacer milagros, y por ello dependía de la habilidad de los desarrolladores sacarle partido jugable, y no tanto técnico al asunto. Por ello, cuando me enteré de que se estaba cociendo una nueva entrega de la saga Metroid me sorprendió que fuera de la subsaga Prime, y no un juego en 2D, como cabía esperar. Sin embargo, Nintendo volvió a hacerlo, y trajo al sistema un juego que mejora con mucho los intentos multijugador de Metroid Prime 2: Echoes, con funciones online y personajes con características propias, al margen de presentar una campaña fenomenal y que, técnicamente, no tenía tanto que envidiar a sus hermanas mayores como yo pensaba en un principio. Los escenarios eran algo más pequeños y con menor carga de enemigos, lógicamente, pero movían una cantidad bastante razonable de polígonos y texturas a gran velocidad, y mantenían todo el sabor de la franquicia. Es evidente que no todo podía ser redondo, y así quedó demostrado que el sistema de control escogido, con el uso del lápiz para manejar la cámara y los gatillos para disparar, no era del todo cómodo y podía hacer que ciertos momentos más complejos, como los enfrentamientos contra los jefes finales, resultaran más duros de lo que deberían haber sido. Más acertado estaba el uso del mapa en la pantalla inferior, mucho más cómodo con el lápiz que en Gamecube, así como la selección de armas, visores y diferentes poderes del equipo de la inmortal Samus Aran. A pesar de sus problemas de control, el prodigio técnico que es Metroid Prime Hunters, que introduce además una fenomenal galería de personajes secundarios, es algo más que digno de tener en cuenta dentro del catálogo de la consola, porque seguramente es ese juego que lleva el hardware al límite, y que todo sistema que se precie debe tener. Una maravilla.

6.- Profesor Layton

Level 5 se ganó el respeto de medio mundo con este juego, una ingeniosa combinación de puzzles y aventura que conquistó a públicos de todas las edades. Con la simpática excusa de un enigma que únicamente el profesor Layton y su intrépido acompañante son capaces de resolver, el jugador se traslada a un universo sacado de una película de dibujos animados, repleta de personajes con los que interactuar y unos puzzles tan ingeniosos como complejos. Cientos de enigmas esperan a todos aquellos que tengan el valor (y la santa paciencia) de enfrentarse a semejante maravilla, un juego que sacaba partido como ninguno de las posibilidades tácticas de la pantalla, con un acabado técnico más que notable y una curva de dificultad soberbia. Sus numerosas secuelas, que han aparecido también para la nueva Nintendo 3DS, han seguido la ruta del éxito marcada por este juego, al que únicamente se le podría reprochar que sentó unas bases tan perfectas que todavía no ha sido mejorado, y corre riesgo de ver cómo la franquicia del Sherlock Holmes de los videojuegos cae en una cierta, relativa y controlada rutina.

7.- Nintendogs

 Cuando Shigeru Miyamoto se sacó de la manga su nueva propiedad intelectual, muchos juzgaron que al genio se le estaban fundiendo los plomos. ¿Un simulador de cuidador de perros? ¿En serio? Sin embargo, más de alguna puntuación perfecta y varios millones de juegos vendidos después, me temo que hay que rendirse a la evidencia de que Nintendogs es más que un sistema digital para acariciar perretes. Retomando la idea del clásico Tamagotchi, que tanto furor causó a finales de los 90, el juego nos plantea tener nuestras propias mascotas, a las que habremos de cuidar, alimentar y proporcionar el ocio y el descanso que necesiten para crecer sanos y fuertes. El juego está realizado con tanto cariño como detalle, mostrando unos perros que en ocasiones parece que van a salirse de la pantalla. No hay que olvidar que esta consola va destinada a nuevos públicos, no necesariamente a aquellos que disfrutan con las masacres de zombis a mansalva, por lo que es de agradecer, y mucho, que algo tan sencillo como pasar un rato con una mascota se pueda convertir en una experiencia audiovisual tan entretenida como exitosa. Otro acierto más, y van unos cuantos, de mr. Miyamoto.

8.- Scribblenauts

Con diferencia, Scribblenauts es uno de los juegos más originales, peculiares y con personalidad de cuantos han aparecido en el catálogo de DS. La idea es tan simple como apasionante: un juego de puzzles y aventuras que se deben resolver empleando, literalmente, todo lo que se nos vaya ocurriendo sobre la marcha. Si nuestro simpático protagonista debe cruzar un río para avanzar, lo único que tenemos que hacer es escribir la palabra "puente" en la pantalla táctil o, mejor aún, dibujarlo nosotros, para que aparezca inmediatamente. Las sorpresas únicamente tienen como límite la imaginación del jugador, una experiencia que únicamente Nintendo DS podía poner sobre la mesa y que era impensable en portátiles anteriores, que aprovecha las posibilidades de la consola por encima incluso de muchos de los juegos señeros del sistema, los desarrollados por la propia Nintendo. Hay que probarlo para creerlo, pero es cierto: Scribblenauts es la gran joya oculta del catálogo del sistema, la promesa cumplida de todo lo que podía ofrecer un sistema hecho para soñar a grandes y mayores.

9.- Dragonball Origins

Desde que a la saga de Dragon Ball le salió una molesta coletilla llamada "Z", su trama se convirtió en un repetitivo despropósito que veía cómo, una y otra vez, el malo de turno amenazaba con destruir la tierra y obligaba a Goku y a toda su trouppe a batirse el cobre de manera cansina y agotadora. No siempre fue así. Hubo un tiempo en que Dragon Ball era el anime más original, divertido y arrollador, plagado de personajes con encanto, carisma y un tono picante de lo más sano. Hubo un tiempo en que Goku era un pequeñajo inocente, glotón y dormilón que todos hubiéramos aceptado gustosos como nuestro mejor amigo, y Atari supo captar toda la magia de su primera temporada en el magnífico Origins, que recoge los hechos principales hasta el gran torneo de artes marciales. Con un interfaz inspirado directamente en Phantom Hourglass, pero con un sistema de combate más divertido, Goku es capaz de desplazarse por todos los escenarios icónicos de la serie, fenomenalmente animado y con un buen aprovechamiento de la pantalla táctil. Volar en la nube Kingdom, lanzar el bastón mágico o las ya inmortales ondas vitales nunca fue tan divertido ni respetuoso con una serie que tuvo, al fin, el juego que todos los fans de aquella primera época estábamos esperando. Nada de castañas por que sí contra rivales cutres: Dragon Ball Origins (y su secuela, que recoge la segunda temporada hasta el ejército de Red Ribbon) es una joya de coleccionista para todo el que ame la fusión entre manga, anime y videojuego.

 10.- Super Mario 64 DS

Aunque con muchas dudas, por tratarse de un remake de un juego ya comentado, creo que es de justicia señalar el papel que Super Mario 64 DS tuvo en el empuje inicial de un sistema al que le costó arrancar casi tanto como a su sucesor. Lo que ocurre es que este no es un remake al uso, sino una auténtica puesta al día de un clásico imperecedero, con 30 nuevas estrellas y 4 personajes controlables (Mario, Luigi, Yoshi y Wario), que combinan diferentes habilidades para, entre todos, hacerse con el rescate más costoso de todos los tiempos. El juego, que fue concebido como demostración técnica de la consola, corrige muchos de los defectos gráficos de la versión de N64, añade una gran cantidad de polígonos al asunto y una cantidad de contenido inigualable en forma de minijuegos cooperativos, de cartas, etc... Es imposible aburrirse con semejante clasicazo, al que únicamente se le puede echar en falta que la cruceta digital no es igual de precisa que el stick analógico de la consola para la que fue diseñado originalmente, pero que amplía tanto y de tal modo las opciones de aquel que puede considerarse, casi sin temor a equivocarnos, como la versión definitiva del mejor plataformas 3D de todos los tiempos. Y eso es decir mucho.

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