Al fin, después de meses y meses de conocer escándalo tras escándalo en todo lo referente a la gestión que se ha hecho de las cajas de ahorro en este país durante décadas, un juez ha decidido que uno de esos muchos responsables debe ser juzgado. No es un responsable cualquiera, sino el que fue presidente de Cajamadrid desde 1997 hasta 2010, Miguel Blesa, y se le acusa nada menos que de delito de apropiación indebida, administración desleal, falsedad en documento público y delito societario por la compra de un banco de Florida, el City National Bank. La suma que todos estos delitos han podido causar asciende a varios cientos de millones de euros, por lo que el juez ha dado orden de ingreso en prisión para Blesa bajo una fianza que asciende a 2,5 millones de euros, al tiempo que se le ha retirado el pasaporte por temor a que se dé a la fuga.
No hay que olvidar que este señor está detrás de una operación de preferentes que les ha costado a miles de ciudadanos el 40% de sus ahorros, de media, y que a pesar de la ruinosa gestión que ha hecho con Cajamadrid, a la que prácticamente llevó a la quiebra, se ha mostrado siempre orgulloso y reticente a reconocer fallo alguno. Tampoco hay que olvidar que este señor, como tantos otros al frente de tantas cajas, no tenía ni puñetera idea de bancos cuando el líder político de turno (que entonces era Aznar, si la memoria no me falla) lo colocó por simple y pura endogamia al frente de una de las entidades bancarias más importantes del país. Uno de esos gestores "no profesionales", que hace tiempo denunció un trabajador del Banco Nacional, y que sin embargo, nadie sabe por qué estaban ejerciendo como tales.
Lo que más lamento de esta situación es que, al margen de la condena que tenga que cumplir Blesa por su nefasta y corrupta gestión (entre otras cosas, se está investigando la concesión de créditos por valor de 130 millones de euros a Díaz Ferrán, antiguo presidente de la patronal, y su familia, por parte del propio Blesa), tengo serias dudas de que esto tenga el alcance que debería. Hay demasiadas responsabilidades, políticas, bancarias y penales, que deberían ser depuradas para que este país recobrase algo de crédito, y con ello me refiero a credibilidad, no a préstamos a interés fijo, que eso está demostrado que los tendrá ahora y siempre porque, como le dijo un dirigente socialista a otro que se había atrevido a decir una palabra en contra de los bancos, "con la banca la paciencia es infinita".
Y ahí está el problema, que la paciencia no puede ser infinita ni con la banca ni con nada. La mala gestión, la corrupción y todo ese alud de trapicheos que está saliendo a la luz por parte de media cúpula dirigente de este país debe ser denunciada, juzgada y condenada. Hay lujos que España ya no puede permitirse, por mucho que la mayoría silenciosa siga más pendiente de si Mourinho está triste o de si hoy gana el Madrid o el Atlético su enésima copa de no sé qué. Lo que está sucediendo a espaldas de ese relato hipnótico del pan y circo, ese mismo relato que adocena a todos los que deberían estar haciendo oír sus voces, es tan grave como determinante para un país cuyas instituciones hacen aguas por todas partes (política y monarquía a la cabeza), con una Constitución que cada día es más palmario que necesita una revisión en todos sus puntos fundamentales, y unos enfrentamientos, tensiones y aumento de pobreza que no hacen sino deteriorarnos a ojos de todo aquel que tiene dos dedos de frente.
Por todo ello, es una gran noticia que los ladrones de bancos, los verdaderos, estén comenzando a ocupar el sitio que les corresponde, que no es ninguna silla en un flamante despacho. Ya iba siendo hora.
1 comentario:
Muy buen blog ánimo
Publicar un comentario