miércoles, 25 de marzo de 2009

Vuelva usted mañana, (o ni eso).



Mira que han pasado años desde que Larra escribió esta famosa frase, y sin embargo no deja de tener su actualidad en esta España nuestra. Recuerdo que el año pasado allá en las américas me pasaba el día negando los tópicos del español vago, que se levanta a las diez, desayuna, se toma el aperitivo, come, le da al café y a la siesta y luego vasito de leche y a la cama. Mira que lo hice de corazón, convencido como estaba de que en España había un alto porcentaje de ciudadanos responsables, eficientes y con espíritu competitivo, que iban a trabajar a su hora y se dedicaban con empeño a su labor diaria.

Pues, como en tantas otras cosas, me equivoqué absolutamente. Muy a mi pesar, he de reconocer que desde que he vuelto no hago más que encontrarme con ese otro escaso porcentaje de trabajadores (ojo, no únicamente funcionarios, otro topicazo donde los haya) que no están nunca en su puesto de trabajo, porque han salido a desayunar a las once y media, a tomarse el café de las doce o las aceitunas y la caña de la una y media, y que nadie sabe si volverán, como si se los hubiera tragado un agujero negro o el mismísimo triángulo de las Bermudas.

Es desesperante, y provoca perplejidad verlo en todos los niveles, desde el personal administrativo más insignificante hasta el más ilustre de los catedráticos, una amplísima gama de “trabajadores” a los que debería caérseles la cara de vergüenza por tener un puesto de trabajo, y más aún en los tiempos que corren, al que no dedican el menor de sus esfuerzos, ocupados como están en prolongar sus inmerecidos descansos o hacer lo que sea por no hacer nada; “trabajadores” que, cuando uno tiene la fortuna de encontrárselos detrás de su taquilla/mesa o semejante, tienen la desfachatez de quejarse en tus narices de que es lunes y de que ya están cansados/as de tanto trabajo, y suspiran y se preguntarán, sin duda, qué habrán hecho para merecer tan triste destino.

Pero lo mejor viene después, cuando por fin se deciden a abandonar la inopia y te atienden con desgana, como perdonándote la vida, y no hacen más que ponerte trabas y obstáculos, emplazándote una y otra vez a un mañana que nunca llega, pero que en su mente funciona como símbolo perfecto del dejar para el futuro lo que no se tiene intención de hacer jamás. En este país nadie sabe nada, nadie es responsable sino de delegarte al departamento más remoto posible, y la única atención que se presta es al reloj para que marque las horas y nos permita salir al recreo, a ser posible antes de tiempo. Qué vergüenza.

P.D: Por si alguien se queda con ganas de datos, según un reciente estudio de IESE y Adecco, España es el país en el que más largas son las jornadas laborales y menor rendimiento se obtiene por hora trabajada. El estudio confirma que las múltiples distracciones a la española, como cotillear, salir a fumar o a tomar café, hacer pausas, navegar por Internet, dormirse, etc... suponen más de un 20% del tiempo de trabajo, y nos sitúan dentro de los países menos productivos de Europa, en un más que humillante tercer puesto.

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