Soy vecino de una localidad que aparece en todos los folletos y webs como un ejemplo de urbanismo y diseño de exteriores, plagado de parques, lagos y espacios amplios y luminosos; un lugar que, en palabras de un amigo mío, parece esa ciudad-decorado que Peter Weir imaginó para la genial El show de Truman (1997). Es una ciudad con una de las poblaciones más jóvenes de este país, un lugar de empresas y emprendedores que hace las delicias de todos esos juglares de la austeridad, que para mayor inri gobiernan desde hace ya tiempo con una de las mayorías absolutas más absolutas de la comunidad de Madrid.
En mi ciudad había un alcalde que ahora ya no lo es. Se trata de un señor que, a lo Julio César, llegó, vio y venció, obteniendo colosales victorias electorales que luego pagaba con favores aquí y allá, mientras dedicaba los fondos a hacer aún más verde y luminoso su feudo, y con cada nueva fuente y cada nuevo parque construido una salva de aplausos lo seguía, fervorosa y entusiasta. Aquello parecía un idilio condenado a la eternidad.
Sin embargo, este buen señor, que ya no es alcalde, tiene algunos puntos oscuros en su verde y luminoso reinado. Primero mandó construir unas viviendas de protección oficial en un espacio que luego resultó no ser tan amplio, y tuvo que soportar las lógicas protestas de los agraciados ciudadanos, obligados ahora a alquilar por sumas desorbitadas viviendas muy pequeñitas. Poco después se vio inmerso en una agria polémica acerca de una subida de sueldos que pactó con el principal grupo de la oposición, tan contento como él de que sus concejales (y el propio señor alcalde que ya no lo es) vieran cómo sus emolumentos aumentaban entre un 18 y un 36% en plena crisis del zapaterismo universal. Por último pero no menos importante, una última polémica vino a enturbiarlo todo aún más por culpa de un terreno llamado el Tagarral, por el que en 1992 fueron condenados la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento de Colmenar y el de mi hermosa localidad a pagar por una nefasta recalificación, multa que ha ido en aumento desde 1992 hasta llegar a 2012 con unos intereses que se elevaban a 60 millones de euros. Tal cual.
Ante aquellos tres desafíos, nuestro buen señor que ya no es alcalde respondió con tres soluciones que ríanse ustedes de Salomón. A los encolerizados ciudadanos les amenazó con anular el sorteo en el que habían sido bendecidos si no callaban sus encolerizadas boquitas; ante las quejas por las astronómicas subidas de sueldo, se limitó a decir que lo que tenían que hacer los ciudadanos era dejarse de demagogias; ante el caso del Tagarral, primero envió una carta a los ciudadanos diciéndoles que había tres posibilidades: que cada ciudadano pagara cerca de 1000 euros de su bolsillo, sufrir un embargo de dicho terreno o, en un arranque de supremo cinismo, recalificar nuevamente los terrenos como suelo urbanizable y, ya de paso, darle un nuevo impulso al ladrillazo que tanto daño ha hecho a este país.
Sobra decir que esta tercera opción es la que salió adelante en un pleno, celebrado en marzo de 2011, en el que este buen señor que ya no es alcalde tuvo a los ciudadanos que fueron a protestar por estos motivos más de 6 horas de pleno para después abandonar la sala sin antender a una sola pregunta. Añádase que a este pleno había prohibido la entrada de la plataforma 15-M por un vídeo, que él considera difamatorio e injusto, acerca del tema de las subidas de sueldo, algo inédito en una supuesta democracia como la que este buen señor, que ya no es alcalde, supuestamente representaba.
Y digo que este señor ya no es alcalde porque la misma gente que lo mandó a conquistar las Galias ahora le ha llamado de nuevo a las glorias de la capital, a comandar una legión-empresa donde cobrará cientos de miles de euros, solo ocho meses después de ser reelegido en las urnas. Pero a este señor, que ya no es alcalde, le da todo igual porque todo lo deja atado y bien atado: le ha sucedido su mano derecha, el encargado de la parcela de urbanismo que, dicho sea de paso, es la llave del poder en esta magnífica, hermosa, amplia y verde localidad plagada de austeros emprendedores en la que tengo el orgullo, placer y privilegio de vivir, y que sea por muchos y felices años.
P.d: Lección de democracia: http://www.youtube.com/watch?v=9cRHQmW0ax8&feature=shareb)
El Tagarral: http://www.youtube.com/watch?v=bJ2892CLEq0
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