martes, 6 de octubre de 2009

Top 6: Sonic The Hedgehog 2


En 1992, Sonic era ya oficialmente la mascota de Sega tras su apabullante debut el año anterior con el magistral Sonic the Hedgehog. La compañía japonesa necesitaba con urgencia reemplazar al soseras de Alex Kidd como marca de identidad, y encontró en este puercoespín azulado la solución a todos sus problemas. Con su nueva mascota, Sega se lanzó a la carrera de las consolas con más fuerza que nunca y alcanzó su cenit como compañía. La secuela de Sonic, que arrasó literalmente a finales de ese año, lo consagró a nivel internacional mejorando punto por punto todo aquello que hizo del anterior un clásico.

Los críticos de Sonic han visto siempre en él una especie de anti-Mario, una criatura artificial creada a imagen y semejanza del fontanero de Nintendo para destrozar sus fundamentos básicos uno a uno. Razón no les falta, especialmente en la primera entrega del erizo: si en los juegos de Mario prima la exploración, en Sonic la idea es desplazarse a toda velocidad por unos escenarios vertiginosos. Si en Mario hay que recolectar decenas de objetos, llaves y pasadizos secretos, en Sonic únicamente hay que volar por escenarios lineales sin preocuparse más que de recoger algún que otro anillo de oro que nos mantenga con vida. En Mario no hay más malo final que el último, mientras que Sonic está plagado de robots gigantescos que aguardan al final de cada fase.

Sea como fuere, Sonic 2 logró despegarse de toda esa polémica y creó un juego de una calidad gráfica espléndida, muy profundo y variado (32 niveles de elevadísima dificultad, ya sin reminiscencias de Mario), con un modo multijugador tanto en el modo cooperativo como carrera, y que incluía tantas novedades como satisfacciones para un público totalmente entregado.

La decadencia progresiva de la saga de Sonic (que comenzó en la siguiente secuela, y ya no ha vuelto a levantar cabeza) supuso, irónicamente, la de una compañía que jamás volvió a alcanzar las cotas de calidad y popularidad que tuvo en 1992 con su Genesis/Mega Drive. Y todo gracias a este simpático bichejo que se ganó, con endiablada velocidad, el corazón de miles de jugadores.

En definitiva, qué lástima que unos directivos tan ineptos fueran capaces de sepultar un legado tan importante como el que consiguió Sega en aquellos primeros años noventa, del que ahora ya sólo quedan restos, cenizas y el recuerdo de juegos tan grandes como Sonic 2.

P.d: http://www.youtube.com/watch?v=IMDQtpw-_CY

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